Es sabido por todos que Ada Colau declaró la guerra a los coches hace ya algunos años. Cada tanto implementa nuevas estrategias para acabar con su enemigo, y este viernes en Barcelona Ets Tu te explicamos la última.

Después de su propuesta para infestar la ciudad con cámaras de control de velocidad a lo largo de este 2022, añade ahora que desde julio se comenzarán las pruebas de radares de sonido con los que detectar los vehículos con exceso de ruido para, posteriormente, multarlos. De hecho, el Ayuntamiento pretende sancionar a todo aquel que rebase el límite de entre los cinco y diez decibelios. Para ilustrar un poco a nuestros lectores, en la siguiente tabla os mostramos diferentes ejemplos de aparatos sonoros y su nivel de ruido, medido en decibelios:

NIVEL DE INTENSIDAD DEL SONIDO
100 dB Taladro eléctrico
90 dB Tráfico / Pelea de dos personas
80 dB Tren
70 dB Aspiradora
50/60 dB Aglomeración de gente / Lavaplatos
40 dB Conversación
20 dB Biblioteca
10 dB Respiración tranquila
0 dB Umbral de audición
Fuente: Elaboración propia

Durante tres meses, los datos recogidos serán enviados a la Dirección General de Tráfico -DGT- para que sean evaluados y posteriormente autorizar, o no autorizar, tanto el uso de estos dispositivos como la implementación de sus respectivas multas

Mostrando algo de benevolencia, el Ayuntamiento obviará que los vehículos recién salidos de la fábrica cumplen con los límites de ruido -entre el umbral de audición y la respiración tranquila-, argumentando que su objetivo es la reducción del sonido del tráfico, una de las principales causas de la contaminación acústica.

A Colau no le bastó con reducir los carriles de las principales arterias de la ciudad condal, sino que continúa implementando tanto camaras de velocidad, como los próximos radares de sonido. De los primeros ya está prevista la implementación de una veintena antes de que acabe diciembre, cuatro de ellos de tramo que empezarán afacturar” durante el mes de agosto. Por otra parte, se instalarán 30 radares pedagógicos, los cuales no multarán pero sí indicarán la velocidad a los conductores para que se ajusten a los límites establecidos.

Además, la alcaldesa de Barcelona sigue obcecada con el plan de la “superilla” de l’Eixample. Pretende que sea completamente peatonal, trasladando así los atascos y el ruido a otros puntos de la ciudad, quizás no tan importantes para ella o, quién sabe, con un índice mayor de población con sordera.

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